jueves, febrero 14, 2008

A REAL LOVE HISTORY

NO TENGO MANOS
By Lord Cold.

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IBSN 101-01-20-101
La historia, los personajes y las situaciones son ficticias y no tienen cabida en la realidad, se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra sin el permiso por escrito del autor y avalado ante un notario público.

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Introducción:

En esta ocación les presento mi primer novela. La presente historia cuenta la situaciones en las que nuestros personajes se han envuelto, la vida cruel y justa les pone trabas en el camino, pero a lo largo de las letras, podremos ver, que el amor y la amistad siempre triunfan.

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Prólogo:

Directamente desde el celebro, digo cerebro de Lord Cold, les presento este espectáculo Cómico, Trágico, Musical, llamado: 'No Tengo Manos'. Con las actuaciones estelares de: Lord Cold as 'Masiosare', YO as Kevin Brayan 'EL FINITO' Gómez Hernández y YO as 'El Narrador' (Si YO de nuevo, total es mi novela). (Historia basada en los cuentos llamados 'Cutre parodias' de YouTube).

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CHAPTER I.
WHEN THE RAIN NEVER STOPS.

Y ahí estaba ese pobre esperpento, gargajo y cloaca humana con olor a pene sucio llamado Kevin Brayan Gómez Hernández alias 'El Finito', solitario bajo el inclemente sol de LA CIUDAD BLANCA, con los labios resecos, el cuerpo tembloroso y sentado sobre la ardiente banqueta ('La Ardiente Banqueta' era una señora minusválida que pide limosna en las calles de LA CIUDAD BLANCA).

Según las malas lenguas 'El Finito' había estado en un orfanato desde el momento en que nació, sus padres eran unos ilustres artistas plásticos de la sociedad mejor conocidos como 'Chiquilín' y 'La mujer Loba', ellos se ganaban la vida haciendo literalmente puras 'Payasadas' en la Plaza Grande. Ellos en un gran acto de amor decidieron entregar al fruto de sus extrañas, perdón; entrañas a un orfanato para que tuviera una vida mejor.

Todo ocurrió una fría noche de verANO (mentira, en el verano ninguna noche es fria, pero lo digo así para agregarle más dramatismo al asunto), los cuervos eran festivos testigos de lo que ocurría a las puertas del orfanato llamado 'No Tengo Madre' que era atendido por la congregación las Madres Hadas.

Y ahí estaban los padres de 'El Finito', mirando con infinita tristeza a su vástago, le dijo su padre.

- Hijo, hoy vas a cambiar, revisaré bien tus maletas, y sacaré mis sentimientos y resentimientos todos, haré limpieza al armario y angustias que hubo en mi mente, para no sufrir por cosas tan paqueñitas [...], dejar de ser niña para ser mujer.

Su madre le dijo:
- Hijo, disculpa a tu padre que hoy esta borracho y bajo los efectos de una droga, no sabe lo que dice, sin embargo quiero que sepas algo: 'De cada 50 niños abandonados por sus padres, 25 son la mitad'.

Inmediatamente después de decir esas tiernas palabras, su madre depositó suavemente una nota en la canasta donde estaba el niño. La nota decía:

"Madres Hadas, debido a nuestra precaria situación económica y a la recesión en Estados Unidos, nuestra economía no nos permite mantener a nuestro hijo, lamentamos tener que dejarlo con ustedes pero no nos queda ninguna opción, el poco dinero que ganamos en nuestras actuaciones callejeras apenas nos da para las chelas y los toques. Lamentamos profundamente tener que dejarlo bajo su cuidado y confiamos en que ustedes lo eduquen para hacerlo un ciudadano de bien para que algún día sea presidente de México o de algún sindicato.

Atentamente:

Su madre.
mimamamemima@hotmail.com

P.D. Por favor me gustaría que lo nombraran como se llamaba su abuelo: Kevin Brayan Gómez Gonzalez".

Y así empieza la historia de 'El Finito', regresamos donde estaba, sentado sobre 'la ardiente banqueta', pensando el porqué de su olor, con la barba crecida y sin afeitar (bueno solo tenía 3 pelitos). De pronto la anfitriona le dice:

- Wey, ya bajate no, YA NO SIENTO LAS PIERNAS.

A lo que 'El Finito' respondió:

- Pss, calmalaaaa mi valedora, pss desde hace años que no las sientez, no te agas, dejame kedarme un ratito maz, ¿pss ke, a poco la vas aserla de tos? (Así hablaba 'El Finito', con faltas de ortografía).

- Oooooh, tu bajate.
- Ok, ok, pero ya veras pinche 'llantas', cuando me pidas ke te ayude con las banketas ni caso te voy hacer.
- No te me esponjes mi buen, tu baila pa ke nos den un cinco.
- Ya vas.

En eso estaban, cuando por la esquina se asoma un oficial de policía llamado Masiosare.

Les contaré la historia de Masiosare. Su padre fue un renombrado subcomandante de la sierra chiapaneca llamado 'Marcos' quien sentía un profundo amor por México y con ese amor tan profundo por su país decidió nombrar a su hijo con lo que el creía era un nombre de algún heroe de la historia nacional y que se glorificaba en el himno: Masiosare, así su hijo sería igual de reconocido cada que hubiera un homenaje a la bandera. Su madre venía de una familia de alcurnia. Sí la colonia alcurnia en el sur de LA CIUDAD BLANCA. Su madre trabajaba de mesera en un reconocido antro local, bueno eso decía.

Masiosare, totalmente sugestionado con el patriotismo de su padre y orgulloso de su nombre, decidió servir a su país, primero hizo el servicio militar y después ingreso al cuerpo policiaco. Cuando se graduó de la escuela de polecias, digo policías se sintió muy orgullo, desde eso, siempre bajo su uniforme de policía lleva un playera de Superman, que siempre presume.

Masiosare tenía 22 años, era moreno, tenia los pelos necios, era medio bizco y complemente estúpido. No tenía novia y vivía solo, en su casa tenía un póster de las Chivas del Guadalajara y bajo el póster una veladora. Antes de salir a trabajar Masiosare siempre boleaba sus zapatos de charol, planchaba su uniforme y se aseguraba de ir al baño a hacer del 1 y del 2. A pesar de no vivir con sus padres y no tener novia, Masiosare era feliz, hacia lo que mas le gustaba y le pagaban por ello.

Este día Masiosare estaba particularmente feliz, había encontrado 5 pesos en una banca de la PLAZA GRANDE y el dueño no aparecía por ningún lado. Masiosare, estúpido como era decidió usar esos 5 pesos y se compró 100 gramos de pimienta molida, sabrá dios para que.
Y con la felicidad a flor de piel Masiosare caminaba por el primer cuadro de la LA CIUDAD BLANCA, atento a todo lo que ocurría a su alrededor, admirando el trasero de las muchachas que pasaban y tarareando la única canción que lo hacia feliz. Masiosare balbuceaba así:

- Baby te quiero woooo, baby te quiero wowo, desde que te he conocido he sido tan feliz.

Así andaba Masiosare cantando alegremente y sumido en su único pensamiento cuando vió a lo lejos a una minusválida discutiendo con un tipo de apariencia sospechosa y extrañamente apestando a pene sucio. Decidió investigar.

Y como todo broma del destino, la vida con su infinita sabiduría decidió que Masiosare conociera a 'El Finito'.

Fin del capitulo I.

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