viernes, febrero 15, 2008

A REAL LOVE HISTORY II

NO TENGO MANOS.

CHAPTER II
CUM FIESTA.

Masiosare caminaba con paso firme hacia aquella pareja de indigentes, tenía la mirada fija en su objetivo y solamente pensaba en el momento en el cual mostrar su playera de Superman bajo el uniforme. Sus zapatos relucían bajo el intenso sol, su cabello rebelde como era sobresalía en su cabeza cuales púas de un puerco espín.

Ese día estaba particularmente feliz, se había encontrado 5 pesos y con ese dinero se compró 100 gramos de pimienta que guardaba celosamente en la bolsa delantera derecha de sus pantalones, por supuesto el no sabía diferenciar la izquierda de la derecha, simplemente sabía en cual lado estaba.

Siguió tarareando la canción que repetidamente su cerebro recordaba. Veía a su objetivo como una águila acechando a su presa, la distancia se recortaba con cada paso y ya su ritmo cardiaco empezaba a aumentar. Se enjugó los labios y sintió el agradable sabor salado de su sudor.

Mientras el objetivo quedaba cada vez más cerca y se encontraba a menos de 20 metros, repentinamente recordó un experiencia similar.

Todo había ocurrido dos años atrás, Masiosare era aún un estudiante de la academia de policías y se encontraba realizando prácticas junto a un oficial veterano, nunca había estado envuelto en una situación violenta y ese día le tocó ir a un baile popular a vigilar el orden en una colonia conflictiva.

Ese día era especial, el lugar donde se iba a realizar el baile era inaugurado esa misma tarde por la propia gobernadora del estado la famosa IVONNE 'MAN HUNTER' ORTEGA. A Masiosare le habían encomendado la tarea de cuidar a la gobernadora incluso de ella misma. Durante la ceremonia de inauguración todo transcurrió en completo orden. Toda vez que inició el baile Masiosare se sintió nervioso, nunca había estado rodeado de tantas mujeres, normalmente cuando una mujer se acercaba a el huía despavorida. Masiosare atento a su gran responsabilidad se dijo a sí mismo:

- Concentrancia, concentrancia no pierdas de vista a la gobernadora preciosa.

La gobernadora en un acto de total inmadurez, tomó a un tipo del brazo y le obligó a bailar con ella, Masiosare sintió que las piernas le temblaban, por un instante no supo que hacer, sintió la mirada fúrica del oficial que lo vigilaba y pensó.

- ¿Que hago, que hago? Si me acerco a la gobernadora y le digo que es peligroso bailar tal vez se enoje y pierda mi oportunidad de ser policía, pero si no le digo nada tal vez sufra un atentado.

Masiosare tuvo que decidir e inmediatamente empezó a sentir como un calor inexplicable le invadía el cuerpo, su corazón latía cada vez más rápido e hizo lo que nadie imaginaba, se meo en sus pantalones.

Masiosare pensó.

- Aja! Conque así se siente el valor, el amor por mi país.

Y con la decisión en su mirada caminó hasta donde estaba la gobernadora. El pobra Masiosare no sabía que lo que sentía era su orina sobra sus pantalones. Se dirigió con paso firme y le dijo al tipo:

- Vete de aquí, yo quiero bailar con ella.

El tipo con cara de alivio le dijo:

- Es toda tuya, yo mejor me largo de aquí.

Masiosare, con la excitación a flor de piel, se dió media vuelta y dirigió su mirada penetrante directamente a los ojos de la gobernadora y le dijo:

- ¿Madame me permite esta pieza?

La gobernadora quien se sintió alagada al ver que Masiosare le quito el lugar al otro tipo le dijo con la voz más seductora de la que era capaz:

- Por supuesto... Grrr. Guapo.

Masiosare, orgulloso de lo que había hecho, empezó a bailar usando los mejores pasos que había visto en la TV y eran los pasos de baile del grupo Menudo, con la canción 'Claridad'. Su cerebro bloqueó la música guapachosa y en su mente iniciaron las notas de 'Claridad', se sentía Charlie Masó en sus mejores tiempos.

Nunca antes se sintió tan feliz, Masiosare estaba viviendo un delirio. Según el, bailaba como los ángeles, estaba con la mujer mas poderosa del estado y la mirada que le echaba a su entrepierna no pasó desapercibida. El se sintió en la nubes. Empezó a mover la pelvis de manera totalmente desquiciada en un intento por gustarle más a su pareja.

Lujuriosa como era, la gobernadora se acerco hacia Masiosare con una mirada que decía: "Quieren chorizo, las chicas quieren chorizo". Masiosare sintió como la gobernadora le tomaba por las nalgas y le pellizcaba los barritos de las pompas. Excitación, deseo carnal, erección. Masiosare perdería su virginidad ese día.

La gobernadora le dijo:

- Mon Amour, ¿Gustas acompañarme hasta mi casa?

Masiosare estúpido como era, se meo de nuevo en sus pantalones y dijo:

- Claro es mi trabajo, protegerla incluso de usted misma, cueste lo que cueste. Pero antes tengo que hablar con mi Superior.

En eso Masiosare, tomó la botella de caguama marca Superior y le dijo:

- Hoy cena Pancho.

Después se dirigió hacia su conquista y partieron rumbo a la camioneta de la gobernadora. El oficial complacido por lo que veía dió ordenes de que vigilaran a Masiosare en su trayecto como guardaespaldas de la gobernadora.

No voy a contar todas las porquerias que hicieron, solamente diré que ni el cine gore sería capaz de mostrar tales niveles de depravación y asquerosidad como los que ocurrieron en el lecho de la gobernadora preciosa.

Al terminar su acto carnal, la gober preciosa le regaló a Masiosare una playera de Superman que le pertenecía a un bailarín a domicilio, unos calzones usados de ella y unos pantalones limpios de uno de sus secretarios. Ella le prometió que se encargaría de que Masiosare ingrese al cuerpo policiaco y de ella nuevamente.

Masiosare ahora era un HOMBRE en toda la extención de la palabra, tenía trabajo seguro y una comezón impresionante en los genitales, caminaba con paso firme y de manera extraña. Estaba rosado.

Como si hubiera recibido un golpe en la cabeza, Masiosare regresó de sus recuerdos y veía como ahora el objetivo estaba a menos de 15 metros de distancia y el olor a pene sucio era más fuerte. No cabe duda de que llegaría a su objetivo en unos segundos. Ahora estaba fúrico, ya que al recordar aquellos momentos también recordó una promesa que no le cumplió su único amor: Volver a estar en su cuerpo nuevamente.

Apresuró el paso y levemente golpeó a un transeunte que venía en sentido contrario, el transeunte; ensimismado en sus pensamientos y mirando hacia abajo recibió el golpe de mala gana, miró a su agresor y lo reconoció, era su hijo.

Fin del Capitulo II.

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